Como se habrán dado cuenta, hace semanas (meses) que no exponía mis sentimientos a través de éste pequeño regalo que me hizo mi querido profe- amigo Domingo. Han pasado tantas cosas desde que escribí por última vez que no sé muy bien por dónde comenzar... La vida me ha dado un duro golpe otra vez y creo que éste no voy a ser capaz de resistirlo por mucho tiempo... Poco a poco mi llama se consume y no encuentro el combustible necesario para que siga brillando... Me siento tan derrotada, desilucionada, desnuda, sola y sin fuerzas, que ya sólo existo por inercia y no por gusto...
Nunca he comprendido cuál es el fin de mi paso por este mundo. Desde que mi alma se derrumbó, Dios ha sido presa de mis interrogatorios nocturnos... siempre me responde lo mismo... pero yo ya no tengo fuerzas para continuar. Trato de explicarle que soy débil, que ser y sentir como un ser humano me hace flaquear y desvanecerme. Pero Él sólo me escucha y me comprende, porque sabe que lo que le digo es cierto. Entonces le ruego que me permita partir... pero lo único que hace es mirarme y repetirme que aún no es tiempo y que es imprescindible que esté aquí porque todavía existen personas que me necesitan. Y cuando trato de empezar a alegar otra vez con Él pues sólo desaparece y me deja sola de nuevo...
Me pesa el alma. Me pesa el cuerpo. Me pesan los sentidos. Me pesa vivir. Me pesa sentir. Yo amo... eso es lo único que no me pesa... Y no me pesa porque amo a un ser que ha estado siempre conmigo, más allá de mis memorias y de las memorias humanas... aquél que ha sabido esperar por mí como yo he esperado por él... ése al cuál su corazón lo abandonó desde el momento en que se encontró con el mío mucho antes que tan siquiera imagináramos que exstíamos. Ese ser celestial que me ha protegido, guidado y acompañado a través de los años recorriendo el mismo camino que debía atravesar yo para poder encontrarlo... Tanto tiempo pensando en sus ojos, en su forma... tanto tiempo perdido tratando de encontrarlo en muchas miradas... y cuando lo tuve al frente, tal como intuyera años atrás, mi corazón se paralizó... Entonces supe que era él a quien había amado toda mi vida; por quien había llorado muchas noches desveladas; por quien mi cuerpo, mi alma, mi corazón y mi mente se llenaban del Sentimiento al sentir la brisa... ese quien me robó besos y caricias a la distancia... aquél por el cual estoy dispuesta a dar mi vida.
Ahora, como formo parte del mundo siendo ser humano, tengo miedo de que él no se haya dado cuenta de lo mismo. Está escrito en si historia y en la mía que desde ahora en adelante debemos seguir luchando juntos, codo a codo, hasta el que el Ser Supremo diga lo contrario. Tengo miedo que él no haya despertado de aquel sueño mundano que los seres como nosotros debemos resistir y no se de cuenta que soy quien espera...